¿Cuál es tu tipo de piel?

Antonio La Paralela
noviembre 12, 2019
Tiempo de lectura: 4 minutos

Para descubrir cuál es tu tipo de piel, lo primero es entender cómo está formada.
La piel es un órgano organizado por muchas capas de células que crean la primera barrera de defensa contra la pérdida de agua y factores externos como los microorganismos, además de la termorregulación.  
Está compuesta por dos capas principales:
 

  • La epidermis es la primera capa, nos protege del sol, insectos, polución, frío y calor. Retiene agua, vitaminas, minerales y proteínas. Está compuesta en su mayor parte por células productoras de queratina, una proteína que proporciona rigidez y resistencia.

 

  • La dermis es la estructura que está por debajo de la epidermis y que compone más del 90% de la piel. Constituida en su mayor parte por fibras de colágeno, resilientes y elásticas, conocidas como elastinas.

 
Actualmente son reconocidos 4 tipos de piel: normal, seca, grasa y mixta. Estas categorizaciones están basadas en distintos factores, como el tamaño de los poros, genética, hormonas, producción de sebo, exposición a factores externos, medicamentos y estrés. 
 
La piel normal es homeostática, que básicamente quiere decir que está equilibrada en su protección, regulación de la temperatura, sensaciones, balance hídrico, síntesis de vitaminas, hormonas y absorción de nutrientes.
 
El control del volumen de sebo producido es fundamental para entender cómo funciona la piel. El sebo es un aceite natural producido de manera constante por las glándulas sebáceas que lo llevan a la superficie de la piel, su función es la de lubricar y proteger. Las glándulas sebáceas pueden ser y estar normales, hiperactivas (producir sebo en exceso) o hipoactivas (producir poco sebo). De esta manera, los poros más grandes están asociados a glándulas sebáceas más activas y los más pequeños a glándulas menos activas.
 
Siempre nos encontramos con la cuestión ‘genética vs cuidado’. El equilibrio de una piel sana y bonita es un factor subjetivo, porque puede cambiar debido a factores internos y externos. Un claro ejemplo es que con la edad la piel normal tiende a resecarse. 
somos de piel
La piel normal sería la ideal, con mucha elasticidad, suavidad, poca sensibilidad, poros pequeños, con una buena textura y apariencia uniforme. Logrando un equilibrio entre sebo y humedad, ni muy grasa y ni muy seca, como su categoría indica, normal.
 
La piel grasa tiene más brillo, poros dilatados, puntos negros y más tendencia al acné. Este tipo de piel tiene más tendencia a la seborrea. Estas señales se dan por glándulas sebáceas demasiado activas que producen un exceso de sebo, que obstruye los poros, aumentando la proliferación de bacterias y provocando imperfecciones en la piel.
 
La causa del exceso de grasa está relacionada con el aumento de los niveles hormonales, como en la pubertad, así como durante algunas partes del ciclo menstrual de las mujeres, embarazo y la menopausia, ya que las glándulas sebáceas se vuelven más activas durante estos tiempos. También el estrés, ciertos medicamentos como los esteroides y maquillajes que obstruyen los poros.
 
La piel mixta suele ser la más común, es una combinación de dos tipos de piel, la seca y la grasa. Las glándulas productoras de sebo están más concentradas en la parte central de la cara, frente, nariz y mentón, así que los poros en estas áreas se ven más grandes. Las mejillas y la piel alrededor de los ojos suelen estar más secas que el resto de la cara, debido a la deficiencia de lípidos en esta área. 
 
La grasa se queda atrapada en los poros en la parte central, se mezcla con las células muertas de la piel y otros desechos, causando un tapón. En contacto con el aire causa un punto negro y, cuando se queda cerrado, forma un punto blanco.
 
La piel seca es un tipo de piel que produce menos sebo, tiene una textura áspera, poros pequeños, propensa a irritación, enrojecimiento y picazón. 
A medida que envejecemos la piel tiende a volverse más seca y más frágil, porque la producción del aceite natural de la piel disminuye inevitablemente con la edad. Las mujeres tienen mucha más predisposición a la piel seca que los hombres. 
La piel seca es una condición incómoda que ocurre por una variedad de razones. Es posible tener la piel naturalmente seca, pero los factores externos son en muchas ocasiones, la clave en esta condición. El clima extremo (demasiado calor o demasiado frío) extrae la humedad de la piel dejándola más seca y agrietada. Los jabones y detergentes muy astringentes, el sobre lavado y el agua muy caliente deterioran la barrera lipídica de la piel, el escudo que protege contra los factores externos y que retiene la humedad.  

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