Creo que todos nosotros, en medio del caos, de los meses de confinamiento y encierro, pasamos por diferentes emociones y sentimientos. Algunas semanas fueron de extrema preocupación, ansiedad y tristeza.
Pero puedo decir que también he tenido días felices, creativos, productivos y llenos de buena energía. Fue un privilegio haber podido hacer una pausa forzada, desde mi casa, y crear una rutina diaria de yoga, cocinar, comer bien, leer, ver películas, tomar cursos online, asistir a "lives", limpiar la casa, cuidar de mi piel, del cabello y del cuerpo.
¡Con tiempo de sobra, me divertí haciendo varios días de “spa en casa”! Pude probar las recetas de mascarillas faciales, hidratar mi pelo con aceite de coco, usar mi cepillo en seco. Tomar mucha agua, infusiones y muchos días conseguir dormir las 8 horas merecidas. Por supuesto, a medida que pasaban las semanas, noté algunos buenos resultados.
Como me gusta probar nuevas experiencias y ya hacía un mes que no salía de casa, me sometí a un tratamiento de desintoxicación de 7 días con smoothies verdes, que resultó ser una experiencia maravillosa para mi cuerpo, mi alma y, como no, para mi piel (os digo que pasar 7 días solo con batidos no es fácil y no lo recomiendo a cualquier persona).
Pero el cambio de hábito “más radical”, con el resultado más sorprendente, que propuse en esta cuarentena fue abolir el uso diario de maquillaje de una vez por todas de mi vida. Esto era inimaginable para mí, desde que empecé a tener la piel acneica* a los 30 años, no había pasado un día de mi vida sin usar al menos una base de maquillaje en la cara, para ocultar el acné.
¡SOY UNA MUJER “MAKE-UP FREE” y lo quiero celebrar! Porque en los tiempos en que vivimos, eso no es fácil, no es para cualquiera. Con tantas imposiciones de la sociedad para que seamos “super-mujeres” o “mujeres de pieles y cuerpos perfectos”,
Eso no significa que no me guste maquillarme y que jamás usaré maquillaje en la vida, ya que soy actriz profesional y, muchas veces, en las obras de teatro, en el cine o en la tele, utilizar maquillaje es parte del trabajo.
Cuando no podía salir de casa, terminé pasando días y días con una rutina básica de cuidado facial: limpiando la piel con un tónico e hidratándola unos días con el aceite facial de Per Purr y otros con mi crema hidratante para piel mixta-seca.
Después de 3 meses sin usar una gota de maquillaje en mi piel acnéica (ya puedo decir: mi piel es “ex-acnéica”), que el resultado es realmente increíble. Nunca imaginé conseguir liberarme del maquillaje.
Tampoco imaginaba la diferencia que su uso diario supondría para la salud de mi piel.
Quien tiene la piel con acné sabe de lo que hablo. Algunos pasan años y años en la incesante lucha de combatir los granitos, probar todo los productos y tratamientos que te recomiendan, ir a miles de dermatólogos diferentes y no tener casi nunca resultados satisfactorios, ni esperanza.
Pues la verdad es que parece que ha tenido que haber una pandemia para que yo descubriera sola y confinada en mi casa, que el combo: alimentación + lo que pones o no en tu piel, será tu “tip secreto” para tener una piel saludable y sin acné.
Ahora que estamos poco a poco de vuelta al ritmo de antes, pero con (quizás) un cambio de “chip”, unas ganas de hacer las cosas mejor y una verdadera sed de seguir los nuevos hábitos cultivados en la cuarentena, es la hora de poner los planes en acción.
La verdad es que todo lo que estoy hablando está relacionado con la noción de constancia. Experimentar hacer algo todos los días. Aunque sea un poco, pero hacerlo. Hasta que la acción se convierta parte de ti y con el tiempo no te signifique ningún esfuerzo.
Ya os puedo decir que para mi no es ningún esfuerzo comer bien, hacer yoga y no llevar maquillaje a diario. Son solo simples tareas diarias y constantes.
Pero toma tu tiempo. No te olvides de que siempre y cuando una pequeña práctica del día a día haga diferencia en tu mente o cuerpo, hay que abrazarla y practicarla.
*Una de las causas del acné en las mujeres adultas es el “Síndrome de Ovarios Poliquísticos”, que también puede causar el desequilibrio hormonal. En este caso, no se puede afirmar que cambios en la alimentación y en la utilización de los cosméticos pueden tener la misma eficacia. Recomendamos que consultes un médico especialista.
Queremos compartir con vosotros este artículo que nos ha parecido fundamental para comprender por qué es tan importante mantener una correcta higiene, pero no únicamente ahora, sino siempre. Como entendemos que no todo el mundo entiende el inglés y por si el traductor automático de vuestro buscador os falla, nos gustaría sintetizar aquí los puntos más importantes destacados por el profesor de Química de la Universidad de New South Wales, Palli Thordarson.
Para entender mejor por qué el jabón es la mejor manera de prevenir o deshacerse del virus debemos entender primero cómo funciona un virus. El profesor destaca entonces que hay tres elementos fundamentales por los que se componen un virus:
La conexión entre estos tres componentes es lo que proporciona la estructura del virus, sin embargo el profesor Thordarson destaca que esta estructura es débil. Aunque al respecto no podamos entender la supervivencia de este virus, debemos saber que el denominado autoensamblaje viral se basa precisamente en esas interacciones débiles entre las proteínas, el ARN y los lípidos. Estas interacciones comúnmente denominadas débiles forman una barrera prácticamente irrompible.
Ese ensamblaje, al que denominaremos partícula viral, puede romperse con el jabón porque contiene unas sustancias grasas similares a los lípidos del virus.
Aquí el profesor Thordarson explica cómo el jabón, en contacto con los lípidos, hace que se desconecten del virus y de la piel; al eliminarse los lípidos también lo hacen otros de los enlaces débiles que conforman el virus. Entonces, el virus, sin la conexión de sus enlaces se desmorona.