Imagínate una piel perfecta, no una piel perfecta tipo photoshop, sino en una con una buena textura, tono igualado, poros reducidos y, principalmente, luminosa y sana.
Aunque todos tengamos imperfecciones, contra las cuales no hay que luchar exhaustivamente, una piel sana hace que estas imperfecciones pasen desapercibidas, incluso a los ojos más críticos.
Sabemos que hay muchos steps para lograr una piel perfecta: alimentación, protección solar, hidratación. Pero lo que muchas personas se olvidan o simplemente se “saltan”, es la buena limpieza diaria.
Sin duda, eso puede cambiar tu relación con tu piel. Esto parece tan obvio como una correcta selección de los productos. Cada piel es única y necesita distintos cuidados, luego, tendríamos que haceros una lista de cien páginas para cubrir a todos los tipos de piel.
En cambio, la idea va más allá de los productos y nos gustaría hacer hincapié en la rutina y el modo de limpiar correctamente.
Lo primero, para quién nunca ha tratado con un dermatólogo, sin duda, es buscar uno.
Muchas veces uno cree que tiene un tipo de piel y lleva toda la vida usando productos que no son realmente los adecuados. Además de esto, solo un dermatólogo podrá diagnosticar cualquier otro problema del que ni tú te habías dado cuenta.
Tampoco es efectivo gastar una pasta en las mejores cremas que hay en el mercado si uno no tiene en su rutina diaria la limpieza dos veces al día: al despertarse y al acostarse. Por la noche, la regla básica es siempre desmaquillarse. ¡SIEMPRE!
Lo ideal seria, primero, quitar el exceso con un producto no agresivo, como una agua micelar (hay de distintas marcas en todas las farmacias). Luego, si te maquillas los ojos, quizás, necesites de un producto más aceitoso para quitar bien el rímel, y eso es importante para no ocluir los poros por donde salen las pestañas.
De este step se podría ir directamente al tónico o entonces antes se podría aclarar usando agua tibia durante uno o dos minutos o, entonces, usar algún producto; un jabón neutro o espuma de limpieza.
Luego antes de acostarse lo ideal es poner una crema nocturna y una de ojos y… voilà. A la cama.
No creemos en excusas para no irse a la cama con la piel limpia: ni la áspera rutina, ni la pareja diciéndote que tardas en acostarte. Este proceso apenas algunos minutos. Hay opciones de productos “tres-en-uno”: quita maquillaje, limpia la suciedad acumulada durante el día y tonifica. Es una cuestión de cómo invertir el tiempo.
Quizás, tendríamos que haber empezado al revés, por la limpieza nocturna, pero esta, sin duda, es la más conocida.
Muchos piensan que por la mañana la piel está limpia porque han pasado toda la noche en la cama. ¡No te engañes!
Por la noche las glándulas sebáceas continúan trabajando expulsando todo lo que se ha quedado en los poros y otras toxinas. Si quieres que tu piel absorba bien los productos como el serum de vitamina C y la crema solar, hay que limpiarla.
Sobre los productos, además de saber cual es el mejor para tu tipo de piel, también deberíamos tener en consideración que al cabo de un año la piel sufre con las diferencias climáticas y esto se debería reflejar en el cambio de productos. En invierno, con el tiempo seco, viento fuerte, calefacción, etc, la idea es optar por productos más suaves.
Si no tienes estos cuidados básicos con la limpieza de la piel, te proponemos que empieces ya y lo pruebes por unas semanas. Ya verás el cambio de 180º que tendrás en la relación con tu piel y como te lucirá. ¡Ya nos lo contarás!