Si hubiera que decidir una fiel compañera de vida, una que nos traiga a la mente momentos de nuestra infancia, nos haga saltar de alegría, nos recuerde a ese alguien especial, erice nuestra piel,  acelere nuestro corazón o incluso nos haga llorar, la mayoría estaríamos de acuerdo en su nombre: MÚSICA.
La música es una de las mayores experiencias sensoriales que podemos disfrutar. Incluso está demostrado que aprendemos antes a responder ante las emociones generadas por la música que a las palabras.
 

 
Las conexiones que se producen en el cerebro al escuchar música hace que sea un fuerte motor para relajarnos, energizarnos, motivar nuestra concentración o incluso ayudar a la distracción para paliar el dolor. 
Por algunas de estas razones podemos decir, también, que la música es un medio de comunicación y socialización. Gracias a ella compartimos sensaciones con personas desconocidas; como cuando el público de un concierto está conectado por una misma melodía o cuando el escuchar unas notas determinadas se siente la imperante necesidad de bailar.
A veces también se han visto colores y formas a través de la música (como le pasó al pintor ruso  Vasili Kandinsky) o se vincula directamente con la ciencia y el universo. Pero tampoco se puede obviar su trivial uso dentro del mundo del marketing, así en los ambientes de consumo y los espacios nocturnos la música se convierte en la herramienta clave para potenciar la demanda de un producto.
 

 
A veces actúa como refugio, cuando necesitamos desahogarnos en la intimidad y  es el acompañamiento de una canción lo  que le da algo más de sentido al momento. Por ello se usa mucho en terapias, porque lo que a veces no consiguen las palabras si lo consigue la música, creando vínculos hasta en distintas clases de seres vivos.
Podríamos escribir un sin fin de sensaciones y explicaciones sobre los efectos de la música en nuestro cerebro y por lo tanto en nuestro cuerpo, como el aumento de la resistencia física (por los estímulos musicales) o el control el sistema cardiovascular,  pero esta vez queremos resaltar a la música como ese gran motor del recuerdo. Su potencia es tal que la reacción ante una canción puede traer a la mente un momento olvidado hasta en personas con problemas de memoria.
 

 
Muchas veces hemos hablado del olfato y los olores de Per Purr como vía para transportarnos a otros espacios. Pero hoy queríamos resaltar este elemento que parece acompañar a las personas desde hace más de 8.000 años y que está presente cada día en nuestras oficinas y laboratorio de Madrid. La música  nos ayuda a  generar un ambiente enérgico y positivo que queremos compartir con la siguiente playlist: Trabaja al ritmo de Per Purr
¡Disfruta de ti y de tu entorno, con música y con Per Purr!

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