A mis 34 años y 30 días, exactamente cumplidos, estaba leyendo el libro “Red lipstick" de Rachel Felder. Iba por la página 30 que en su reverso tiene nada menos que una foto de Madonna en el 83, enseñando (con un labial rojo anaranjado) a qué venía ella al mundo.
Era mi segunda lectura del libro. La primera, noches antes, me generó inquietud; al sentir unas ganas incontrolables de irme al baño a probar la muestra del labial rojo de Shiseido “Rouge Rouge RD501 Ruby Copper” que me dieron muchos meses antes. Como mi inquietud solo aumentaba, a las diez menos cuarto de la noche me levanté de la cama decidida a pasarme ¡POR PRIMERA VEZ EN MI VIDA! un labial rojo.
Sí, sí, ya lo sé, ¿a los 34? Pues sí. La verdad, nunca lo había intentado. En realidad fue como un choque pues, en mi cabeza, ese sensual gesto de pasar un labial era un don heredado por todas las que poseen un XX en su formación genética. ¡Venía de fábrica! Al menos eso era lo que pensaba y ya te digo que NO.
A mis 34 años y 30 días descubrí que ¡NO SABÍA APLICAR UN LABIAL! El único labial que tengo es de la marca Chanel, color “Etérnel 118 Velvet Extreme”, o más bien dicho color “boca”.
Porque “Este tono está de moda.” “¡Es todo un clásico!” “Te pega más el beige”. “No tienes edad para esto.” “Las mujeres con labial rojo son vulgares”.
Pero, si te soy sincera, era porque tenía vergüenza. Vergüenza de ser diferente, de que la gente me mirara, me notara, me viera… A mí, tal y como soy.
La verdad es que creo que casi todas las chicas y mujeres pasamos o vamos a pasar en algún momento por esta triste reflexión, aunque nos quedemos perplejas y no entendamos por qué.
Sin entrar en el tema del machismo, que tenía y desafortunadamente sigue teniendo la opinión de que una mujer que lleva un labial rojo es una mujer sin valor. Yo más bien lo veo como una amenaza al sistema patriarcal.
En realidad, una mujer con los labios rojos es una mujer con la autoestima que todas deberíamos llevar en cada gesto. La admiramos, no llegamos a entender su misterio, su magnetismo que, por unos segundos, nos para en medio de la calle para notarla. La estimamos, la adoramos, quisiéramos tener su coraje por cometer esa “osadía”.
Conociendo, más o menos, el argumento del libro (spoiler alert), sabemos que habla de la importancia que el maquillaje (o autocuidado) tiene en la vida de una persona. Como una rutina de cariño hacia ti mismo.
Sabemos que durante la Segunda Guerra Mundial, el labial rojo fue todo un éxito. Que Winston Churchill (ex-primer ministro del Reino Unido) promovió este accesorio como manera de mantener la autoestima de sus guerreras (fuera y dentro de los campos de guerra) para que se sintieran poderosas y que pudieran seguir.
Al fin, una mujer que lleva un labial rojo, tiene otro caminar, otra mirada. Tiene una fuerza inimaginable de conquistar el mundo y asusta a los demás, sobre todo a los que no tienen el coraje de enfrentarle la mirada.
Sé que este post es muy diferente del estilo Per Purr en general, donde hablamos sobre belleza, bienestar y otros tips. Un pensamiento gracioso y divertido para todos vosotros que nos seguís. Pues estoy segura de que tú, sí tú, que me lees, ya pasaste o pasarás por este momento.
En esta época de Covid-19, me apetecía compartir algo ligero, divertido y a anecdótico de mi vida. Que veas que detrás de Per Purr no existen solo productos que huelen bien y alimentan tu piel. Quería que supieras que somos un equipo de PERSONAS pasando por exactamente lo mismo que todos vosotros.
¿Algún tip? Seguro que mañana algunas iréis a la 'ofi' o al mercado con un labial rojo, ¡listas para conquistar el mundo!
¡SEGUIMOS POR TI!